La energía es el principal obstáculo para la llegada del ‘internet de las cosas’. Cómo alimentar los miles de millones de sensores que convertirán en inteligentes los objetos cotidianos, e incluso las ciudades. Pero un grupo de investigadores de Estados Unidos ha desarrollado unos chips que son capaz decomunicarse y alimentarse sin necesidad de batería, ni de cables. ¿Cómo? Absorbiendo o reflejando las ondas electromagnéticas a su alrededor.
Esta nueva técnica de comunicación, a la que los investigadores han denominado ‘dispersión ambiental’,aprovecha las ondas de televisión y telefonía móvil del ambiente para transmitir datos. Según sus creadores, dos dispositivos así se comunican entre sí en una especie de código morse que generan a base de absorber o reflejar la señal. Su alcance es reducido, y la velocidad de transmisión de datos pequeña, pero son suficientes para implantar sensores en cualquier parte. Su principal ventaja, gracias a la ausencia de baterías, es tienen una vida útil extremadamente larga.
«Podemos aprovechar las señales inalámbricas a nuestro alrededor tanto como una fuente de energía como un soporte de comunicación», explicó Shyam Gollakota, líder de la investigación, en un artículo publicado en la web de la Universidad de Washington. «Nuestros dispositivos crean una red de la nada», afirmó Joshua Smith, coautor del trabajo. «Puedes reflejar estas señales para crear un código morse de comunicación entre dispositivos sin batería».
De momento los prototipos son del tamaño de una tarjeta de crédito –aunque más gruesos, y con una antena aún más grande–, pero es posible que puedan reducirse en el futuro. Aunque su alcance de comunicación es reducido –apenas un metro en exteriores, y medio metro en interiores–, pueden funcionar con ondas emitidas por antenas a varios kilómetros. Dentro de un entorno urbano, por tanto, se podrían instalar casi en cualquier sitio.
Durante los primeros experimentos los investigadores crearon una pareja de dispositivos que son capaces de enviar una señal al otro cuando reciben una pulsación táctil. La energía que generaron fue suficiente como para, además de esta conexión, encender una pequeña bombilla LED.
Recientemente se publicó un artículo que analizaba la capacidad de capturar la energía de los movimientos diarios de los humanos para alimentar los dispositivos que hagan posible el ‘internet de las cosas’. Entre sensores estáticos y cinéticos, puede que cada vez esté más cerca.