Los empresarios españoles son, junto a los británicos, los más pesimistas: los que opinan que el entorno mejorará son un 40%, la misma cantidad de los que pronostican una situación todavía difícil.
“La empresa familiar es un modelo muy frecuente en el entorno económico actual y, lejos de ser un fenómeno meramente occidental, tiene características globales: hay ejemplos de gran relevancia en países como India y China”. José Félix Gálvez, socio responsable de Empresa Familiar de PwC, no tiene dudas: las compañías familiares siguen siendo una pieza de gran importancia en el tejido económico internacional. “Por este motivo, su opinión es un indicador económico de gran importancia”, asegura el consultor.
En este sentido, la Encuesta Mundial de la Empresa Familiar, elaborada por la firma, recoge la visión de 1.600 negocios familiares en 35 países sobre los principales desafíos económicos y de gestión a los que se enfrentan. Se trata de la segunda edición del estudio, después de una experiencia similar que se llevó a cabo entre 2007 y 2008. “Uno de los elementos más interesantes de este informe es que abarca la perspectiva económica de las empresas familiares comparándolas según el mercado en el que éstas operan”, explica Gálvez.
El 56% de los empresarios de todo el mundo, con los brasileños, estadounidenses y suecos a la cabeza, confía en que sus mercados domésticos mejorarán en 2011 y el 60% de ellos afirma que sus negocios crecerán durante este ejercicio. Así, llama la atención la opinión de los norteamericanos y de los suecos, en cuyo caso el optimismo sobre las perspectivas de 2011 llega al 70% y al 79% de los encuestados, respectivamente. Además, en estos dos países, muchos empresarios aseguran que emplearán una parte relevante de su liquidez para crecer fuera de sus fronteras nacionales. Sin embargo, las diferencias entre los distintos mercados son notables.
Pesimismo
Así, los empresarios familiares españoles son, junto a los británicos, los más pesimistas sobre la evolución de sus mercados nacionales durante los próximos meses. En España, menos de un 40% de los titulares y altos directivos de empresas familiares opina que la situación del mercado mejorará y, de éstos, los que creen que el repunte será significativo no llega al 20%. Por otra parte, los que consideran probable un empeoramiento del entorno económico alcanzan un 40% del total. Sin embargo, Gálvez matiza este pesimismo.
“Los negocios familiares se perciben como mejor preparados, con respecto a los demás, a la hora de afrontar la crisis”, explica el consultor, que añade: “Una familia unida alrededor de un proyecto tiene un potencial enorme a la hora de gestar una realidad empresarial”. Sin embargo, no faltan elementos que pueden implicar algún problema para los negocios familiares. Uno de ellos es la profesionalización del equipo directivo que, en ocasiones, choca con la cultura de clan que controla la empresa.
Talento externo
Según Gálvez, “existe una tendencia acusada de nutrir la dirección de la compañía y cierta resistencia a incorporar talento externo”. Esta inclinación “se debe, en parte, a que es difícil atraer a directivos externos a la familia, si no se cuenta con un programa de incentivos y un sistema de reglas que ayuden a ello”, añade el directivo. Otro elemento crítico de los negocios familiares son los conflictos que se pueden general entre los principales accionistas.
La encuesta revela que la estrategia futura es la principal causa de divergencias. El problema es que poco más del 30% de los negocios familiares de todo el mundo tiene fijados mecanismos para la resolución de conflictos. De ellos, la mitad opta por acuerdos entre los accionistas como vía preferida. En el caso de las compañías españolas, italianas y brasileñas, se prefieren los consejos familiares.
El desafío de la sucesión
Como en cualquier organización, en las empresas familiares el proceso de sucesión generacional es uno de los elementos más complejos para gestionar. “La mayor parte de estas compañías desaparece entre la segunda y la cuarta generación de la dinastía que la controla”, explica José Félix Gálvez. Además, la gestión de situaciones inesperadas de vacío de poder es una de las mayores asignaturas pendientes en este sector. Más del 50% de las empresas suecas, italianas, francesas, belgas y finlandesas no tiene planes de sucesión para ninguno de sus directivos principales.
En el caso de las compañías españolas y brasileñas, más de la mitad tiene programas para afrontar la pérdida de un accionista de referencia, y sólo el 20% de los negocios familiares españoles, franceses y japoneses tiene previstos equipos de gestión en caso del fallecimiento inesperado de su primer ejecutivo. La excepción a esta situación generalizada son las compañías alemanas.